miércoles, 2 de junio de 2010

arquitectura del porfiriato

Arquitectura:proviene del griego. Así, para los antiguos griegos el arquitecto es el jefe o el director de la construcción y la arquitectura es la técnica o el arte de quien realiza el proyecto y dirige la construcción de los edificios y estructuras.
La arquitectura no deriva de una suma de longitudes, anchuras y alturas de los elementos constructivos que envuelven el espacio, sino dimana propiamente del vacío, del espacio envuelto, del espacio interior, en el cual los hombres viven y se mueven.







El estallamiento de la justa revolucionaria, dos meses después de las fiestas de celebración del Centenario de la Independencia, no solamente dio término al período porfirista de gobierno, sino que obligó a abrir un paréntesis en la actividad arquitectónica del país. El Teatro Nacional y el Palacio del Congreso - impugnado este último por el Arq. Antonio Rivas Mercado -, últimas muestras del eclecticismo historicista del período, quedaron inconclusos.

Al agotarse el lenguaje del funcionalismo en México; dado el secuestro que del quehacer arquitectónico hacen las grandes compañías constructores que florecen en el auge alemanista y su secuela - lo que resulta en una ingeniería de edificios vestidos a la moda funcionalista - , la experiencia y enseñanzas de Villagrán en los nuevos creadores de la arquitectura dan sustento y nuevo impulso a las expresiones formalistas de raíz cultural, ya presentes en la propia Ciudad Universitaria, y en las cuales los valores plásticos tradicionales dejan de ser un elemento adosado a la arquitectura para convertirse en origen y manifestación de la misma. Tal es el caso del conjunto de frontones abiertos de la propia Ciudad Universitaria, diseñados por Alberto Arai, cuya abstracción, depurada y precisa en su material y formas, remite a las raíces culturales de mesoamérica y, principalmente, del altiplano. Tanto Alberto Arai, como Mathías Goeritz y Juan O´Gorman, junto con Luis Barragán, quien define y sigue otra vertiente paralela surgida de la misma intención de recuperación y recreación de los valores propios se vislumbran como los líderes en esta tendencia (ver aquí "Pensamiento de Luis Barragán"). Estos pioneros dejarán en los jóvenes arquitectos de la siguiente generación, entre los cuales se cuentan Teodoro González de León, Agustín Hernandez, Alejandro Zhon, Alejandro Caso y Manuel González Rul, una impronta que se manifiesta constante o intermitentemente en sus obras posteriores.

Lo complejo del periodo porfiriano (1876-1911) se ve reflejado en la arquitectura de su tiempo que abarca, desde finales del "romanticismo" hasta el "modernismo". La Ciudad de México al ser la capital de la Republica va a manifestar más claramente el proceso, las tendencias y condiciones dentro de las cuales se desarrolló la arquitectura de esta singular época y que refleja las contradicciones de la sociedad porfiriana. El Eclecticismo, la permanencia de esquemas y gustos académicos provenientes de las Escuelas de Bellas Artes europeas, que influyeron tanto durante el Neoclásico, la necesidad y el deseo de una buena parte de la sociedad por el "revival", y al mismo tiempo su interés por integrarse a la modernidad del "nouveau", junto con el deseo "nacionalista", basado en la interpretación y el "renacimiento" de lo prehispánico, retratan claramente, el desarrollo y evolución de una sociedad que con gusto, a cambio del "progreso" se sometía a una dictadura.

La capital manifestó su crecimiento desde 1890 extendiéndose hacia el barrio de Santa Maria la Ribera, al poniente y hacia Arcos de Belén al sur. De 1895 a 1905 la actividad constructiva se acrecentó haciendo evidentes los profundos y favorables cambios que se producían en el habitad de la burguesía capitalina y los edificios institucionales y privados, en contraste con el empeoramiento de las viviendas de las clases bajas. Si bien el régimen porfirista intentó dar gran esplendor a la ciudad de México pretendiendo dotarla de la infraestructura necesaria para la gran urbe, en los barrios bajos, zonas viejas del centro de la ciudad y las zonas pobres de algunos barrios, el hacinamiento, la miseria y la insalubridad de las viviendas proliferaban velozmente.

El eclecticismo.Por lo prolongado del período porfiriano, encontramos que no existe, en realidad, una doctrina arquitectónica única y definida en cuanto a repertorios formales y organización de los espacios; sin embargo podemos establecer un común denominador en ella: la importación de todo extranjerismo. Hay que considerar que los arquitectos que se establecieron en nuestro país: franceses, belgas, italianos, ingleses y norteamericanos, contribuyeron a la diversificación de los esquemas arquitectónicos, ya que pertenecían a diferentes tendencias: eclécticos, historicistas, y seguidores del nouveau, fundamentalmente. Por otra parte, hay que tomar en cuenta que muchos arquitectos mexicanos de aquella época, habían recibido su formación profesional en Europa o en los Estados Unidos de Norteamérica, o bien provenían de la Escuela de Arquitectura dependiente de la Academia Nacional de San Carlos en la cual, lógicamente, recibieron una formación también europea. Desde tiempos de Santa Anna fue común enviar a jóvenes mexicanos a hacer sus estudios a Europa; por ejemplo Juan y Ramón Agea fueron enviados por el propio Santa Anna a estudiar a Roma, regresando en 1846 e introduciendo por primera vez los Tratados de Reynaud y Viollet-Le Duc. Antonio Rivas Mercado, estudió asimismo en Inglaterra y posteriormente en la Escuela de Bellas Artes de Paris, regreso a México en 1879 y fungió como director de la Escuela Nacional de Bellas Artes a partir de 1903. Entre los arquitectos extranjeros que vinieron a nuestro país durante el porfiriato tenemos por ejemplo:
· Adamo Boari.
· Emilie Benard.
· Máxime Roisin.
· Silvio Contri.
· Ernest Brunel.
· Luis Long.


Palacio de Bellas Artes.
En el se mezclan esquemas Bizantinos, Renacentistas, Románico, Neobarroco, Neoindigenista y del Nouveau, en detalles del exterior además de contener Art Deco en interiores es obra del noble Arquitecto Adamo Boari. (1904-1934). Ubicado en el Eje Central y Avenida Juárez. *
Comercio y Abasto.La expansión de la habitalidad comercial encontró en la ideología liberal porfirista la forma más directa de enlazarse al sistema económico nacional a través de su limitado mercado interno, de la emergente red ferroviaria que para entonces contaba con algunos troncales a su paso y con la consolidación y reacomodo del capital extranjero, el comercio, entonces, continuo desarrollándose y creciendo en manos de extranjeros.

Las ideas estéticas en la arquitectura, así como en muchas otras en las demás esferas del conocimiento, estarán entonces subsumidas al eclecticismo. Pero un eclecticismo que, en un principio, exige un amplio conocimiento de una gran cantidad de estilos con sus respectivos cánones compositivos, mismos que conforman toda una gama de donde los compositores seleccionan lo mejor según el cometido del edificio, incluyendo desde luego los sistemas constructivos y materiales más modernos para su concreción.
El importante comercio de la Ciudad de México generaría una nueva concepción arquitectónico-urbanística que, sin duda encontraría su correlato en la aparición de las tiendas departamentales tal como se construían en Europa, especialmente las ubicadas en las principales arterias o en las avenidas monumentales. En este sentido, el comercio especializado de ropa de la Ciudad de México fue el que tuvo mayor auge, sobre todo el proveniente de Francia, contándose con el rededor de 27 almacenes grandes y medianos para esas fechas.

Casa boker.
En el siglo XIX, en la esquina noroeste de las calles de Coliseo Viejo y del Espíritu Santo (actualmente 16 de Septiembre e Isabel La Católica) se encontraba el famoso hotel y café de "La Gran Sociedad", así como el "Portal del Águila de Oro" donde se alojaban los libreros de viejo de la antigua ciudad de México. Este terreno hoy lo ocupa la Casa Boker, y tiene sus orígenes en el siglo XVI, ya que formó parte del hospital del Espíritu Santo.
En mayo de 1865 llegó a México un joven alemán llamado Roberto Boker (1843-1912), quien fundó en ese sitio, con gran éxito, una ferretería. Dentro del inventarioque manejaba se encontraban desde fuetes para cocheros, carros de caballos de diferentes tipos, autos de vapor marca White, hasta carros de bomberos.
Al terminar el siglo XIX, debido al crecimiento del negocio, el Sr. Boker compró el inmueble y los aledaños para construir su propio edificio; el cual hasta la fecha sigue perteneciendo a la familia ya durante cuatro generaciones, caso raro en un giro comercial en la ciudad de México.


Casa Boker.Obra de los arquitectos neoyorquinos Lemos y Cordes de (1892). Ubicada en la Avenida 16 de Septiembre e Isabel la Católica











Iglesia de San Felipe de Jesús.Obra del Arq. Emilio Dondé ubicada en la Avenida Francisco I Madero No 11, fachada de estilo Neorrománico con detalles Neogóticos.*












Cámara de Diputados.
Obra del arquitecto Mauricio Campos, se encuentra Ubicado en la Calle de Donceles, se proyecto al existir una necesidad de tener un edificio digno de sus representantes, que anteriormente habían tenido albergue en un local adoptado en el Palacio Nacional y en el Teatro Iturbide, que destruyo un incendio.
En este edificio se mezclan elementos Neoclásicos, Clásicos y del Barroco frances.







1° http://www.youtube.com/watch?v=lc1dsQ7g_ZM
2° http://www.youtube.com/watch?v=yLoJuBc9po4